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Qué hacer si nuestro chico tiene un problema de erección

Todos los hombres a lo largo de su vida tienen en algún momento un problema de erección. El estereotipo del hombre que todas tenemos en la cabeza es la del macho siempre dispuesto y preparado para la batalla. Pero chicas, esta no es la realidad, o al menos no lo es siempre.

Los problemas de erección son muy comunes. Mucho. Más de lo que nos imaginamos. Y es que es muy sencillo perder la erección. La ansiedad, el estrés, la preocupación, el cansancio, tomar determinados medicamentos, algunas enfermedades, cualquiera de estos factores pueden influir. O el haber ingerido alcohol. Algo muy común entre los jóvenes. El alcohol desinhibe, nos hace sentirnos más atrevidos y audaces, pero sólo con pasarnos un poquito en la ingesta actúa como inhibidor del sistema nervioso, y dificulta por tanto la erección. Imaginaros. Salís a cenar con una nueva cita, os pasáis un poquito con el vino o ese rico gin tonic, y a tu pareja por desgracia le cuesta un poco más de lo habitual ese noche "cumplir".

Lo que suceda a partir de este momento es clave para que él desarrolle a futuro un problema de erección. ¿Qué puede pensar él? "¡Dios mío! ¿Por qué me pasa esto ahora a mí? ¡No me puedes fallar ahora! No va a querer volver a salir conmigo si no te comportas. Tengo que dar la talla....". Dar la talla, ¡qué presión! Lo peor que un hombre puede pensar si desea que la erección aparezca.
¿Y qué ocurre con nosotras? Pues la mayoría de las veces pensamos que no les gustamos, que no les ponemos, que ya no nos quieren, o lo que es peor, ¡que está con otra! Porque para qué pensar que no tiene importancia, pudiendo complicarnos un poco más la vida. Así somos nosotras.

Y ambos empezamos a preocuparnos. Lo hablamos, lo comentamos. Si sólo ha pasado una vez, puede que quede ahí y ya está. Fantástico. Pero Dios no lo quiera, a veces el episodio se repite, y entonces sí que caemos en barrena. Ambos anticipamos el problema, ya no estamos pendientes de nada más que de ver "si se va a levantar aquello", y chicas, así no se puede.

Sólo esta anticipación, esta angustia, es ya suficiente para que de forma reiterada nuestro chico tengas problemas de erección, y que se convierta además en un problema que se alargue en el tiempo. Y si a esto le sumamos frases del tipo: "¿Se puede saber qué te pasa?", "Cuando tengas ganas de verdad me avisas", "¿Va a ser siempre igual?", "Mi ex no fallaba nunca",... entonces le hemos condenado a un problema de erección asegurado durante mucho tiempo.

¿Qué debemos hacer por tanto? La clave es muy sencilla. No darle ninguna importancia. Ninguna. Admitámoslo chicas. El pene nos gusta, por supuesto, ¡y mucho! Pero son tantísimas las cosas que podemos hacer sin él, que si vemos que un día el pene de nuestra pareja no obedece a su cerebro lo mejor que podemos hacer es continuar jugando, besándonos, acariciándonos, mordisqueándonos, chupándonos, masajeándonos, como si tal cosa. No le deis importancia. Ninguna. ¡Disfrutad! Porque lo más probable es que no pase nada de nada. Que él sienta que os lo seguís pasando bien. ¡Porque os lo vais a seguir pasando divinamente, no nos engañemos! Y entonces muy probablemente, él dejará de centrar la atención en su pene, y al hacerlo será cuando sin daros cuenta lo más probable es que éste se recupere. ¡Es tan fácil perder una erección! Os aseguramos que la probabilidad de que si ocurre tenga que ver con vosotras es tan, tan remota, que no merece la pena ni pensar en ella. Y tenemos sexo para pasarlo bien. Nunca lo olvidemos. Con pene erecto o sin él.

Carolina Martín
Sexóloga y Terapeuta Sexual y de Pareja

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