Comprender los mecanismos fisiológicos del orgasmo podría dar a los científicos nuevas claves para entender cómo suprime y actúa contra el dolor, el mismo cuerpo humano.
Investigadores del Laboratorio
de Biología de la Reproducción del Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV) en la
Universidad Autónoma de Tlaxcala, dirigidos por el doctor Carlos Beyer Flores, hicieron un estudio sobre el orgasmo y la analgesia genital en ratas, resultando útil para emplearlo contra el dolor.
En sus experimentos, encontraron que las ratas presentaban una resistencia contra el dolor de casi el doble de su umbral habitual durante la estimulación vagino-cervical, además, identificaron que el neurotransmisor involucrado en esta analgesia es una sustancia llamada glicina.
Al profundizar sus estudios sobre la glicina y el dolor,
descubrieron que al administrar a ratas de laboratorio, en dosis muy
altas, glicinamida, una sustancia que el cuerpo utiliza para fabricar
glicina, los animales dejaban de reaccionar a un estímulo doloroso
establecido.
Gracias a esto, identificaron que la glicinamida, tiene un excelente potencial como agente analgésico para su uso en humanos, ya que es potente y no es de origen opiáceo.
"Este hallazgo lo logramos por
casualidad gracias a nuestro interés por comprender la función de los
nervios genitales en los mecanismos de dolor", comentó Carlos Beyer durante una conferencia dictada en la Facultad de Química de la UNAM.
El especialista relató que, tiempo atrás, en colaboración con la célebre sexóloga, autora del libro El punto G, Beverly Whipple, de la Universidad de Rutgers en Estados Unidos, llevó a cabo un estudio en mujeres voluntarias para ver si la estimulación vaginal podría ayudar contra del dolor, inhibiéndolo.
En dicho experimento se pidió a jóvenes
mujeres que recibieran un pequeño estímulo doloroso y lo evaluaran;
cuando a estas mujeres se les permitió que se estimularan genitalmente,
mientras recibían el pulso de dolor, se encontró que en gran medida se bloqueaba la percepción del mismo.
El doctor en biología por la UNAM comentó que, en los casos en que las voluntarias continuaron con la estimulación genital hasta llegar al clímax, los investigadores vieron que la analgesia era máxima durante el orgasmo.
Desde el siglo XIX se había reportado
que personas que presentaban neuralgias del nervio trigémino, se
estimulaban sexualmente para inhibir el dolor. El doctor por la Universidad de California en Los Ángeles explicó que como en esa época la masturbación era un tema tabú, no se hicieron mayores estudios científicos.
Carlos Beyer presentó los resultados de sus investigaciones más recientes en torno al orgasmo en el marco del programa La Ciencia más allá del Aula, organizado por la Facultad de Química de la UNAM.
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