Las adherencias leves pueden ser liberadas por la propia mujer o niña, sin la necesidad de una intervención médica. También pueden ser liberadas de forma espontánea por algunos movimientos, roces o presiones realizadas sobre el capuchón del clítoris. Actividades como darse un baño, la masturbación y montar en bicicleta o a caballo, pueden ayudarnos en este sentido.
Te propongo que vayas ahora mismo al baño de tu casa, y si al retirarte el capuchón del clítoris hacia atrás, observas que tienes adherencias, o lo que es lo mismo, que no puedes descubrir tu clítoris porque el capuchón está pegado, ponte manos a la obra. Puedes quitarlasmasajeando el capuchón durante unos minutos, con suavidad pero con firmeza, mientras disfrutas de un estupendo baño caliente, por ejemplo. Puede que no ocurra el primer día, pero quizás en unas cuantas semanas puedan desaparecer. A veces masajear con un lubricante o con una crema anti-bacteriana sobre el capuchón, puede acelerar el proceso.
En casos más avanzados, que suelen ser los que generan infecciones, irritaciones o dolor, es necesario acudir al médico para que evalúe la situación y recomiende el tratamiento adecuado. En los casos en los que no se puede despegar el capuchón al clítoris de la forma que te he comentado, el médico y sólo él o ella, tras administrar un anestésico local, pues la zona es muy sensible, podrá separarlos con una sonda plana. Tras esta intervención puede quedar la zona dolorida e hipersensibilizada, por esto es importante hacer caso a las instrucciones del médico, a nivel de recuperación e higiene, para que no se vuelva a acumular el esmegma y convertirse de nuevo en una adhesión clitoriana.
En ocasiones con la aplicación tópica de hormonas pueden liberarse también.
En casos muy severos se puede llegar a tener que intervenir quirúrgicamente, realizando la circuncisión del clítoris o eliminación del capuchón, pero esto no es probable que te ocurra, no temas, son casos muy excepcionales y siempre sería la última opción. En cualquier caso recuerda que a muchos hombres les practican la circuncisión, en ocasiones desde pequeños, por cuestiones religiosas, a parte de las funcionales como prevenir la fimosis, y queda su glande al descubierto, siendo más sensible, pero sin mayor complicación.