1-La pareja de tu amiga/o. ¡Prohibidísimo! Sea
novia/o, esposa/o, un touch pasajero o, incluso, un/a ex, no importa: lo
único que se gana es un problema y lo mucho que se pierde es una
amistad. Algo extremadamente más importante que un buen rato en un
hotel, ¿no?
2-Tu jefe/a. El poder atrae, seduce y encanta, todo es verdad. Lo que también es verdad es el mal momento que vas a vivir el día siguiente cuando, a las 8 de la mañana, le tengas que llevar el café a su escritorio. La situación es definitivamente incómoda y, en algunos casos, hasta humillante.
3-Tu ex. ¡¿Para qué?! Muchas veces, el lema “más vale malo conocido que bueno por conocer” guía nuestros instintos y nos lleva a la cama equivocada. Y, también, puede suceder que el “enganche sexual” que tenían haya sido muy intenso. Sin embargo, volver a tropezar con la misma piedra es malo… ¡Pero encariñarse con ella es peor!
4-Alguien que está casado/a. Es el camino directo a la infelicidad: ser la segunda opción nunca es agradable ni placentero más allá de la excitación que genera vivir un momento prohibido. Además, los riesgos de enamorarse son altos y las probabilidades de que la relación termine bien, demasiado bajas.
5-El encargado/a de tu edificio. Pensalo bien: casi con seguridad es la primera persona a la que le decís buen día, le dejás la llave de tu casa y te arregla el cuerito a la hora que sea. ¿Vas a arruinar ese vínculo tan sano por un poco de placer?
6-Alguien que te encanta pero él/ella no está encantado con vos. Esa falta de interés se nota, inclusive, entre las sábanas. Es más, te van a hacer sentir como si al tener relaciones con vos te estuvieran haciendo un favor. Olvidate, es lo mejor que podés hacer.
7-Tu psicólogo/a. Las cosas se pueden confundir ya que, habitualmente, se alcanza un alto nivel de intimidad en cada encuentro. Pero antes de cruzar esa barrera de lo imposible, siempre pensá que el diván es para tener una buena sesión y nada más.
8-Tu primo/a. ¿Te tenemos que explicar por qué?
2-Tu jefe/a. El poder atrae, seduce y encanta, todo es verdad. Lo que también es verdad es el mal momento que vas a vivir el día siguiente cuando, a las 8 de la mañana, le tengas que llevar el café a su escritorio. La situación es definitivamente incómoda y, en algunos casos, hasta humillante.
3-Tu ex. ¡¿Para qué?! Muchas veces, el lema “más vale malo conocido que bueno por conocer” guía nuestros instintos y nos lleva a la cama equivocada. Y, también, puede suceder que el “enganche sexual” que tenían haya sido muy intenso. Sin embargo, volver a tropezar con la misma piedra es malo… ¡Pero encariñarse con ella es peor!
4-Alguien que está casado/a. Es el camino directo a la infelicidad: ser la segunda opción nunca es agradable ni placentero más allá de la excitación que genera vivir un momento prohibido. Además, los riesgos de enamorarse son altos y las probabilidades de que la relación termine bien, demasiado bajas.
5-El encargado/a de tu edificio. Pensalo bien: casi con seguridad es la primera persona a la que le decís buen día, le dejás la llave de tu casa y te arregla el cuerito a la hora que sea. ¿Vas a arruinar ese vínculo tan sano por un poco de placer?
6-Alguien que te encanta pero él/ella no está encantado con vos. Esa falta de interés se nota, inclusive, entre las sábanas. Es más, te van a hacer sentir como si al tener relaciones con vos te estuvieran haciendo un favor. Olvidate, es lo mejor que podés hacer.
7-Tu psicólogo/a. Las cosas se pueden confundir ya que, habitualmente, se alcanza un alto nivel de intimidad en cada encuentro. Pero antes de cruzar esa barrera de lo imposible, siempre pensá que el diván es para tener una buena sesión y nada más.
8-Tu primo/a. ¿Te tenemos que explicar por qué?